Ahora mismo respondería que para mí ha sido unas de las mejores experiencias. Pero, ¿Qué tan cierto es esto?
En unos pocos meses cumpliré dos años desde que vivo lejos de mi familia, en esta ciudad que me ha acogido durante mi etapa universitaria, aprendiendo un poco de lo que es esta "independencia" de la que tanto me han hablado. Tengo 21 años y soy consciente de lo que he aprendido mucho sobre lo que es estar a cargo de un hogar, de un gato y de mí misma.
Puedo decir con certeza que aquí, sola, he vivido momentos difíciles, situaciones de las que siento que no voy a salir nunca. Me he sentido poco querida, sin apoyo, lejos de mi familia, mi hermana. Creo que estos pensamientos se deben a que, a veces, paso mucho tiempo conmigo misma, solo Dalia con sus miles de pensamientos. Ha sido un desafío lidiar con la llamada "Crisis de los 20", cocinar, limpiar, estudiar, cuidar a mi gato, salir con amigas y amigos, visitar la familia y cuidar de mí.
Demasiadas cosas en las que pensar.
Pero, creo que vivir sola o solo es algo que tenemos que vivir los seres humanos, sin importar la edad ni el momento. Estar solos nos permite ser más conscientes de nuestra vida, sobre lo que hacemos, lo que nos gustaría hacer, que tan fuertes somos en situaciones difíciles, podemos madurar, es como tener un "desarrollo de personaje".
Aunque estoy segura que para cada persona ha sido una experiencia diferente, puede asegurarse que nadie es igual después de vivir solo. La Dalia del 2019 desconoce mucho a la Dalia del 2023 y eso está bien, porque los cambios en la vida son necesarios.
Sola he vivido cosas bonitas y otras no tan bonitas, pero no me arrepiento de haber decidido dejar mi pueblo. Tampoco me arrepiento de vivir sola o de haber decidido convivir únicamente con el ser que soy y que estoy descubriendo.
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